Ella os quería acabar de contar la historia del panda petrificado.
¡No te rías! ¡No fue taaan divertido! Como os dije ayer, íbamos de camino a casa de Kamaria…¡cuando vi enfrente del castillo un panda petrificado! ¿os podéis imaginar lo horrible que fue? Me froté los ojos, aunque no sirvió de nada porque el panda seguía allí plantado sin mover ni un dedo. Así que enseguida agité mi varita para liberar al panda de la maldición. Pero no pasó absolutamente nada. ¡El panda seguía gris y sin vida! Así que le volví a tocar con la varita, esta vez un poco más fuerte. ¡Y nada! Me dejé llevar por el pánico y empecé a dar golpes con la varita mágica de raíces contra el panda. ¡Quería devolverlo a su estado original fuera como fuera!
De repente hizo CRACK y el panda cayó al suelo hecho a ñicos. En aquel momento yo sí que me quedé de piedra. ¿Qué narices había hecho? ¡Algo horrible!
Me quedé patidifusa, hasta que escuché una gran carcajada que venía de atrás. ¿Quién tenía el valor de reírse en ese instante? Me di la vuelta y vi a Max retorciéndose, muerto de la risa: “¡Has esculpido una estatua rota. Una estatua, Ella!” Rompí la estatua del caballero que velaba por la seguridad del castillo para siempre. ¡No era ningún panda convertido en piedra! Buff…qué alivio.
Y entonces pegamos los trozos de piedra de la estatua con cuidado, que duraron hasta el atardecer. Pero ahora ya está de vuelta a su antiguo sitio.
¡Así que os pido que no le deis porrazos!
¡Disfrutar del sábado!
Ella ,Max y abacaxi♥
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